domingo, 4 de noviembre de 2007

La satisfacción de servir de "Cruz de Guía"


Este año fueron tres mis víctimas escogidas, tres de distintos lugares: Tarragona, Jerez y Ciudad Real. Nada en común entre estos lugares, nada en común entre las tres víctimas, todos ellos ajenos a la gran magnitud de lo que iban a vivir en pocas, pero intensas horas. El único parentesco que unía a estas tres personas es que las tres son grandes amigos míos. El uno de Tarragona, conocido por el mundo taurino, gestor de Taurored.es; la otra de Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz, conocida a través de designios del destino estudiantil; y la última, que no menos importante, la persona que puede estar orgullosa de haber contribuido a formarme como cristiano, pues ejercio de catequista tras mi comunión.


¡Qué gratificante es servir de Cruz de Guía en Sevilla! Enseñar la Semana Santa de Sevilla al que es totalmente ajeno a ella es una labor un poco compleja pues tienes que explicar el "porqué" de casi todo, porque sabemos que un palio o un misterio está a punto de llegar, como se delimitan los tramos, ...etcétera, además de dar datos históricos y actuales de la Cofradía, como quién es el escultor de las imágenes, los costaleros que calza el misterio o la banda que trae el palio, que para los que se inician en esto poco supone, pero dando esos datos y demostrando "conocimiento" del tema es como se les engancha, pues les llama a iniciar una pequeña competición contigo más adelante. Es bonito y gratificante porque, cofradía a cofradía, a los que les ha picado la curiosidad de la Semana Santa Hispalense van dando muestra de lo aprendido. Enseñar esos pequeños y minuciosos (y no tan minuciosos) detalles que pocos conocemos, para que más adelante tengas la satisfacción de que sean tus alumnos quién te los recuerden.


Pero, sin duda, lo precioso de servir de Cruz de Guía no es que los futuros capillitas hayan embebido todo lo que "el libro de mano humano" les haya vertido, sino que cuando vean la primera cofradía sevillana se queden ensimismados, sin que los puedas molestar, sin que pierdan la atención de lo que están viendo aunque caiga una bomba a escasos metros, y así les pasó a los tres, y aquí me pongo a contarlo:


- El primer misterio que vieron David (Tarragona) y Ana (Jerez de la Ftra.) fue el del Señor de la Paz. Fue toda una experiencia observar como sus caras, molestas por el sol, contemplaban boquiabiertas contemplar como con templanza ese pedazo de misterio a las órdenes de Antonio Santiago cruzaba el arco del Postigo del Aceite. Y como, al marcharse el misterio por calle Arfe, Ana me confesaba que no había visto cosa igual en su tierra agradeciéndome dicha invitación que le hice en su día a conocer esta Semana Santa. Y David, catalán poco habitual él, pues tiene una idiosincrasía más andaluza que catalana, mientras que se quitaba las gafas de sol y acariciaba sus mejillas con un pañuelo de tela para limpiar los resbalones de lágrimas que habían caído, me confesaba que era impresionante, que no podía creerse como se podía dotar de tanto humanismo a artísticas imágenes de madera.


- María (Ciudad Real), llegó un día más tarde, me tocó ir a recogerla a la Avda. Reyes Católicos mientras contemplaba los espigados capillos blancos de la Hermandad de San Gonzalo, corriendo me la llevé a la calle San Miguel, con vergüenza me preguntó: "¿Estos capirotes son más altos que los que he visto antes, no?", y así era, eran los de la Hermandad de Santa Marta. ¡Vaya manera de comenzar a conocer la Semana Santa de Sevilla! Su cara era todo un poema cuando arrogante se acercaba ese misterio guíado por los Villanueva con una de las mejores cuadrillas de Sevilla en su interior, estaba ensimismada, paladeando lo que estaba viendo. Cuando pasó el misterio nos colocamos detrás y lo acompañamos hasta el Duque para, posteriormente ir a ver La Redención en la Cuesta del Rosario. Hasta que no llegamos al Hotel Derby, María no abrió la boca, y cuando la abrió no sabía que decir.


Esas son las cosas que te hacen disfrutar.


Fotografías: David y Manuel en Puerta Jerez (Arriba), María en la calle San Miguel (Centro), Ana y Ernesto en Puerta Jerez (Abajo). Archivo de Ernesto Naranjo.

2 comentarios :

  1. no cambiaría x nada las pokitas horas q pasé esa tarde de lunes santo en sevilla junto a vosotros. y tngo unas ganas de repertir increibles!!son sensaciones y emociones indescriptibles q te llegan muy dentro y es q sevilla y su semana santa tienen un enkanto especial...

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  2. Yo ya conocedor de la semana santa de sevilla,este año ha sido muy especial,sobre todo el lunes santo,conoci a una chica maravillosa,con la q he podido compartir muxos momentos junto a ella,tu si q tienes un encanto especial maria.

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