lunes, 15 de diciembre de 2008

LA VENTANA Y LA ROSA


Decía D. Joaquín Caro Romero que el milagro más importante de Dios en el día a día, era abrir una ventana y encontrar una rosa. Recuerdo hoy sus sabias palabras porque el fin de semana pasado me ocurrió eso exactamente, abrí una ventana que no me esperaba y ahí estaba ella, la más bella rosa. Jardín de sueños más bien o del cielo incluso. No se como describirlo, apenas podía hablar de la propia emoción e incluso me costó ponerme tras mi cámara y disparar ya que aunque os suene a pegajoso estaba tras Mamá y entre medio de los perfiles que tanto describí en mil y una poesias de enamorado.

Marcada también quedó Carmen una peciosa niña de cuatro meses que tras bautizarse en la eterna parroquia de San Gil fue a buscar el regazo del manto de la Esperanza universal, para que le ayudase a escribir su vida, con al menos la misma pluma con la escribieron sus padres.

Quien fuera espejo y tener su cara reflejada 352 dias en el año... que los restantes 13 días se presta a Sevilla para presidir mares de cera o besar su mano intemporal.

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