miércoles, 15 de abril de 2009

UN ATÍPICO DOMINGO DE RAMOS

La tarde no pudo empezar mejor. Eran las 13,00 horas y los costaleros del misterio de la Cena estaban citados en la Plaza Cristo de Burgos. Viví en primera persona la tradición de Luis Morón, costalero de San Roque, que se acerca a vivir esos momentos con sus amigos de la Cena. Viví en primera persona la arenga de otro grande del martillo que se nos ha retirado este año, don Rafael Díaz Palacios. Viví en primera persona el canto de la Rumba Costalera por parte de toda la cuadrilla.


Y empezó la jornada junto a Felipe, Mª Carmen, mi padre, mi madre y mi amigo Márquez al final de la calle Zaragoza viendo la revirá de Jesús Despojado a los sones de Virgen de los Reyes, cortita de compás. Siguió, ya sólo con Márquez, en la Puerta del Arenal, para ver el portentoso misterio del Señor de la Victoria, y un poco más atrás, en Arfe el palio gótico blanco y plata de la Virgen de la Paz.

Después vimos la Borriquita en los sindicatos, tras ella buscamos y vimos la Hermandad de la Cena en la calle Orfila. Tras quedarnos boquiabiertos con el andar del misterio del Rabí de la calle Sol, fuimos en busca de la Hiniesta en Trajano, donde coincidimos con Curro, Anita, Alfredo y Juan Urruti, que le estaban dando aliento a José Ignacio Segura, al que el cirio le estaba dando lo más grande. Después de pasar por delante de nosotros el Campeón del Domingo de Ramos al son siempre clásico de los catetos de Arahal, subimos hasta la Alameda para allí, ver a la Madre Hiniesta. Desandamos lo andado, y vimos la revirá de San Roque en Laraña-Orfila, impresionados quedamos con el mimo que le dieron en la vuelta al palio que mejor suena a los sones de Caridad de Guadalquivir.

Ahora fuimos otra vez a ver el Misterio de La Cena, en la subida de la Cuesta del Bacalao, a los sones de la marcha "Las Cigarreras", una especie de popurrí, perfectamente engarzado, de unos 14 minutos de duración, con el que los faliboys demostraron la categoría en su andar. Una de las mejores cosas del Domingo de Ramos. Al bajar nos encontramos el palio, encarando Argote de Molina.

Tras ello, nos fuimos en busca de la Estrella, habíamos de ir a la Calle Velázquez, donde la encontramos, y nos quedamos 3 chicotás disfrutando de espectaculares levantás, y serio andar largo y sin descomponerse a los sones de una de las marchas señeras de palio, Corpus Christi. Otra de las mejores cosas del Domingo de Ramos, ensimismados quedamos viendo ese pedazo de palio de la Señora de Martínez Montañés.

Después fuimos en busca del imponente Misterio de la Amargura, que tenía ganas de verlo de ida, aunque con el paso más "recortao" que otros años me impresionó lo mismo andando Trajano abajo, al son clásico de Las Tres Caídas. Esperamos al palio, y degustamos una buena chicotá con la adaptación de la obra Margot, de Joaquín Turina.

Después de encontrarnos a Cristina para acabar con ella el Domingo de Ramos, subimos hasta la calle Cuna para encontrarnos con un Dios que es Amor viniendo de "El Salvador", pasando de Cuna a Orfila en completo y respetuoso silencio, tras Él, una madre que es Socorro, con una andar fino y elegante.

Yo ya quería volver a Casa, pues lo habíamos visto todo, y al día siguiente nos esperaba una pelea dura. Cristina me convenció diciendo: "¿dónde vas?, tú te vienes conmigo a ver lo mejor de la Semana Santa de Sevilla", y así fue. Allá que nos fuimos hasta la Cuesta del Rosario para coger a un Jesús de las Penas con un andar cadencioso y elegante y acompañarlo (bocadillo de por medio) hasta la Plaza de Pilatos, compartiendo momentos inolvidables con Luis y su novia Cristina. Embelesado quedé, trasladándome por una chicotá a tiempos atrás, sabor añejo al paso de San Roque por Caballerizas al toque de la Centuria, para saber paladear. Buscamos el Palio y lo vimos en el mismo sitio, no sin quedar menos sorprendidos, al ver tan semejante obra de ingeniería por parte de Carlos Villanueva.

No me podía ir a casa sin ver el paso de esta Hermandad por las calles Imperial y Calería, y así fue, en general se me queda el sabor de boca del mejor Domingo de Ramos que he vivido nunca y que no tiene nada que ver con los otros vividos. Impresionante. Gracias Cristinita.

Fotografías: Cristina Ibañez / Ernesto Naranjo

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