viernes, 25 de noviembre de 2011

TE ESPERARÉ SIEMPRE...

...a una mujer muy especial.

Hablemos de aquella tarde, del minuto exacto en el que nos ofrecimos la mirada después del beso. Hablemos de ese momento en el que quise detener el tiempo que me separa de tu distancia. Hablemos de ello, y de todas esas cosas en las que pienso mientras te miro.

Hablemos de esta primavera de Noviembre que floreció a tus pies, tan de repente, como si el azahar que espero en Marzo acabara de estallar en tu cintura. Hablemos, que mientras aguardo nuestro momento te abrazo en el silencio de mis días, en la espera, en la impaciente noche de nuestra sabatina particular.

Quisiera hablarte de las lecciones que aprendí, del amargor con el que, a veces, nublaste mi sol. Quisiera hablarte de los rescoldos que me abrasaron. Y mientras te hablo, de tantas cosas, sueño con acercar mis labios a la frontera de tu piel. Que de aquella amargura vino esta felicidad y esas ganas de tomar posesión de los sentidos. Que de aquel dolor llegó esta espera, vestida con las telas de tu inocencia. Que ya podrá desbordarse el cielo, y hacer de la ciudad un océano, que a tu mar iré nadando con la herida abierta que sacude al corazón.

Te esperaré siempre pero, pero estas pequeñas cosas hacen que la espera sea más corta, y tu figura alcanzable. Dicen que vivir es sentir sin amarguras, aunque en mi ciudad merece la pena vivir, tan sólo, para sentir la tuya.

Merece la pena vivir tan sólo para sentir tu Amargura.



Texto y vídeo: José Antonio Rodríguez

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